El sector energético ha experimentado una transformación profunda desde la década de los 90s, ya que con la liberalización del mercado de la electricidad actualmente hay cuatrocientas empresas que comercializan energía. Por eso el teléfono se ha convertido en el canal predilecto de los estafadores para explotar esa movilidad y forzar contrataciones que el usuario nunca habría firmado en frío. Puede, de hecho, que la escena le suene. Cada día, miles de usuarios descuelgan una llamada que parece rutinaria y, en cuestión de segundos, se ven arrastrados a una trama llena de tecnicismos, prisas y promesas imposibles que persigue un objetivo muy concreto: conseguir datos, cambiar de compañía sin consentimiento o arrancar un pago inmediato en nombre de una supuesta urgencia con la factura de la luz. El auge del phishing y de las estafas telefónicas ha obligado a las compañías energéticas y a las autoridades a repensar cómo se protege a los consumidores en un mercado abierto, hipercompetitivo y, al mismo tiempo, vulnerable a la manipulación.
Estas trampas no solo afectan a personas despistadas o poco familiarizadas con la tecnología, sino que podemos caer cualquiera: casi un 7% de los cambios de comercializador de electricidad y gas analizados por la CNMC presentan carencias documentales o falta de consentimiento efectivo, lo que los sitúa en la frontera con el fraude.
Ingeniería social
El mecanismo se apoya en la ingeniería social. La llamada suele llegar desde un número desconocido y comienza con una identificación que suena convincente: “le llamamos de su compañía de luz”, “somos una empresa asociada a” o incluso “contactamos desde el regulador para revisar su contrato”.
A continuación, se despliega un discurso que mezcla datos ciertos del suministro, explicaciones sobre tarifas, referencias al código postal o a supuestos cambios regulatorios y, sobre todo, una urgencia que no admite demoras: hoy caduca el precio, ahora hay que corregir una incidencia, en este momento se tramita un corte de suministro si no se realiza un pago o una actualización de datos.
Precisamente para concienciar sobre este riesgo, Endesa ha puesto en marcha una campaña en la que, como si fuera una película, se reconstruye como una investigación criminal en la que los protagonistas se enfrentan a preguntas, miradas y pruebas que replican el clima de tensión de una comisaría, pero aplicadas al universo de la factura y la llamada sospechosa. La idea es que el espectador, acostumbrado a ver series policíacas, reconozca en su propio móvil las señales de un interrogatorio encubierto: frases que buscan ganarse la confianza, silencios calculados, insistencia en que la decisión debe tomarse en ese mismo instante, y un desenlace que, si el usuario no corta a tiempo, termina con un cambio de compañía, la cesión de datos bancarios o la instalación de un malware a partir de un enlace recibido por SMS.
Estos delincuentes personalizan el mensaje, utilizan un lenguaje cercano, invocan datos reales del cliente y, en algunos casos, comienzan a apoyarse en herramientas de inteligencia artificial para afinar el discurso. Su objetivo no siempre es el mismo. A veces buscan simplemente cobrar una comisión por un cambio de comercializadora realizado a espaldas del usuario; en otras ocasiones persiguen datos personales con los que suplantar identidades, vender bases de datos a terceros o realizar compras fraudulentas en cualquier sector, no solo en el energético. También proliferan los intentos de obtener pagos inmediatos mediante enlaces o códigos enviados por correo electrónico o SMS que supuestamente “regularizan” una incidencia con la factura.
Usuario empoderado
Ante este panorama, compañías del sector han decidido no limitarse a advertir, sino dotar a los usuarios de herramientas concretas.
Una de las más relevantes es el buscador de teléfonos que está disponible en la web corporativa, por ejemplo, de Endesa, que permite comprobar en tiempo real si el número desde el que se ha recibido una llamada pertenece a una empresa autorizada por la comercializadora. Desde su lanzamiento, el servicio ha recibido decenas de miles de consultas y ha puesto de manifiesto que más del 90% de los números de teléfono buscados por los usuarios no estaban asociados a canales oficiales. Es decir, era números no confiables.
¿Trucos para darse cuenta? Por ejemplo. Endesa insiste: las distribuidoras nunca llaman para cambiar de comercializadora y la iniciativa para contratar, modificar un servicio o facilitar datos bancarios siempre debe partir del cliente, no de una llamada inesperada.
Hay dos momentos clave: antes y durante el intento de fraude. En la fase previa, la prioridad es “vacunar” al usuario mediante campañas informativas, blogs, notas en la factura, contenidos audiovisuales y acciones en redes sociales que expliquen cómo operan los estafadores y qué señales deben activar las alarmas. La última acción de divulgación de Endesa a han sido unos vídeos que respiran a “true crime” y que están disponibles principalmente en sus canales de redes sociales (YouTube y Facebook):
- Vídeo «Endesa te ayuda a luchar contra las estafas» (comprobación de llamadas): Disponible en el canal de YouTube de Endesa.
-
- Vídeo «Si desconfías de una llamada, Endesa te ayuda a investigarlo» (Facebook): Puedes verlo en la página de Facebook de Endesa Clientes.
https://www.facebook.com/endesaclientes/videos/endesa-antiestafa-%EF%B8%8F/1397707368626404/
Cuando la estafa ya está en marcha, el consejo es activar un pequeño protocolo mental: preguntar con calma de qué empresa llaman, si es distribuidora o comercializadora, qué cambio concreto quieren realizar y qué nueva compañía estaría detrás del supuesto ahorro, un cuestionario básico que suele incomodar al estafador y acaba con muchas llamadas colgadas de manera abrupta.
El sector energético ha experimentado una transformación profunda desde la década de los 90s, ya que con la liberalización del mercado de la electricidad actualmente hay cuatrocientas empresas que comercializan energía. Por eso el teléfono se ha convertido en el canal predilecto de los estafadores para explotar esa movilidad y forzar contrataciones que el usuario nunca habría firmado en frío. Puede, de hecho, que la escena le suene. Cada día, miles de usuarios descuelgan una llamada que parece rutinaria y, en cuestión de segundos, se ven arrastrados a una trama llena de tecnicismos, prisas y promesas imposibles que persigue un objetivo muy concreto: conseguir datos, cambiar de compañía sin consentimiento o arrancar un pago inmediato en nombre de una supuesta urgencia con la factura de la luz. El auge del phishing y de las estafas telefónicas ha obligado a las compañías energéticas y a las autoridades a repensar cómo se protege a los consumidores en un mercado abierto, hipercompetitivo y, al mismo tiempo, vulnerable a la manipulación.. Estas trampas no solo afectan a personas despistadas o poco familiarizadas con la tecnología, sino que podemos caer cualquiera: casi un 7% de los cambios de comercializador de electricidad y gas analizados por la CNMC presentan carencias documentales o falta de consentimiento efectivo, lo que los sitúa en la frontera con el fraude.. Ingeniería social. El mecanismo se apoya en la ingeniería social. La llamada suele llegar desde un número desconocido y comienza con una identificación que suena convincente: “le llamamos de su compañía de luz”, “somos una empresa asociada a” o incluso “contactamos desde el regulador para revisar su contrato”.. A continuación, se despliega un discurso que mezcla datos ciertos del suministro, explicaciones sobre tarifas, referencias al código postal o a supuestos cambios regulatorios y, sobre todo, una urgencia que no admite demoras: hoy caduca el precio, ahora hay que corregir una incidencia, en este momento se tramita un corte de suministro si no se realiza un pago o una actualización de datos.. Precisamente para concienciar sobre este riesgo, Endesa ha puesto en marcha una campaña en la que, como si fuera una película, se reconstruye como una investigación criminal en la que los protagonistas se enfrentan a preguntas, miradas y pruebas que replican el clima de tensión de una comisaría, pero aplicadas al universo de la factura y la llamada sospechosa. La idea es que el espectador, acostumbrado a ver series policíacas, reconozca en su propio móvil las señales de un interrogatorio encubierto: frases que buscan ganarse la confianza, silencios calculados, insistencia en que la decisión debe tomarse en ese mismo instante, y un desenlace que, si el usuario no corta a tiempo, termina con un cambio de compañía, la cesión de datos bancarios o la instalación de un malware a partir de un enlace recibido por SMS.. Estos delincuentes personalizan el mensaje, utilizan un lenguaje cercano, invocan datos reales del cliente y, en algunos casos, comienzan a apoyarse en herramientas de inteligencia artificial para afinar el discurso. Su objetivo no siempre es el mismo. A veces buscan simplemente cobrar una comisión por un cambio de comercializadora realizado a espaldas del usuario; en otras ocasiones persiguen datos personales con los que suplantar identidades, vender bases de datos a terceros o realizar compras fraudulentas en cualquier sector, no solo en el energético. También proliferan los intentos de obtener pagos inmediatos mediante enlaces o códigos enviados por correo electrónico o SMS que supuestamente “regularizan” una incidencia con la factura.. Usuario empoderado. Ante este panorama, compañías del sector han decidido no limitarse a advertir, sino dotar a los usuarios de herramientas concretas.. Una de las más relevantes es el buscador de teléfonos que está disponible en la web corporativa, por ejemplo, de Endesa, que permite comprobar en tiempo real si el número desde el que se ha recibido una llamada pertenece a una empresa autorizada por la comercializadora. Desde su lanzamiento, el servicio ha recibido decenas de miles de consultas y ha puesto de manifiesto que más del 90% de los números de teléfono buscados por los usuarios no estaban asociados a canales oficiales. Es decir, era números no confiables.. ¿Trucos para darse cuenta? Por ejemplo. Endesa insiste: las distribuidoras nunca llaman para cambiar de comercializadora y la iniciativa para contratar, modificar un servicio o facilitar datos bancarios siempre debe partir del cliente, no de una llamada inesperada.. Hay dos momentos clave: antes y durante el intento de fraude. En la fase previa, la prioridad es “vacunar” al usuario mediante campañas informativas, blogs, notas en la factura, contenidos audiovisuales y acciones en redes sociales que expliquen cómo operan los estafadores y qué señales deben activar las alarmas. La última acción de divulgación de Endesa a han sido unos vídeos que respiran a “true crime” y que están disponibles principalmente en sus canales de redes sociales (YouTube y Facebook):. Vídeo «Endesa te ayuda a luchar contra las estafas» (comprobación de llamadas): Disponible en el canal de YouTube de Endesa.. Vídeo «Si desconfías de una llamada, Endesa te ayuda a investigarlo» (Facebook): Puedes verlo en la página de Facebook de Endesa Clientes.. https://www.facebook.com/endesaclientes/videos/endesa-antiestafa-%EF%B8%8F/1397707368626404/. Cuando la estafa ya está en marcha, el consejo es activar un pequeño protocolo mental: preguntar con calma de qué empresa llaman, si es distribuidora o comercializadora, qué cambio concreto quieren realizar y qué nueva compañía estaría detrás del supuesto ahorro, un cuestionario básico que suele incomodar al estafador y acaba con muchas llamadas colgadas de manera abrupta.
Muchas de las llamadas que se reciben en nombre de compañías energéticas para mejorar tarifas son un fraude
El sector energético ha experimentado una transformación profunda desde la década de los 90s, ya que con la liberalización del mercado de la electricidad actualmente hay cuatrocientas empresas que comercializan energía. Por eso el teléfono se ha convertido en el canal predilecto de los estafadores para explotar esa movilidad y forzar contrataciones que el usuario nunca habría firmado en frío. Puede, de hecho, que la escena le suene. Cada día, miles de usuarios descuelgan una llamada que parece rutinaria y, en cuestión de segundos, se ven arrastrados a una trama llena de tecnicismos, prisas y promesas imposibles que persigue un objetivo muy concreto: conseguir datos, cambiar de compañía sin consentimiento o arrancar un pago inmediato en nombre de una supuesta urgencia con la factura de la luz. El auge del phishing y de las estafas telefónicas ha obligado a las compañías energéticas y a las autoridades a repensar cómo se protege a los consumidores en un mercado abierto, hipercompetitivo y, al mismo tiempo, vulnerable a la manipulación.. Estas trampas no solo afectan a personas despistadas o poco familiarizadas con la tecnología, sino que podemos caer cualquiera: casi un 7% de los cambios de comercializador de electricidad y gas analizados por la CNMC presentan carencias documentales o falta de consentimiento efectivo, lo que los sitúa en la frontera con el fraude.. Ingeniería social. El mecanismo se apoya en la ingeniería social. La llamada suele llegar desde un número desconocido y comienza con una identificación que suena convincente: “le llamamos de su compañía de luz”, “somos una empresa asociada a” o incluso “contactamos desde el regulador para revisar su contrato”.. A continuación, se despliega un discurso que mezcla datos ciertos del suministro, explicaciones sobre tarifas, referencias al código postal o a supuestos cambios regulatorios y, sobre todo, una urgencia que no admite demoras: hoy caduca el precio, ahora hay que corregir una incidencia, en este momento se tramita un corte de suministro si no se realiza un pago o una actualización de datos.. Precisamente para concienciar sobre este riesgo, Endesa ha puesto en marcha una campaña en la que, como si fuera una película, se reconstruye como una investigación criminal en la que los protagonistas se enfrentan a preguntas, miradas y pruebas que replican el clima de tensión de una comisaría, pero aplicadas al universo de la factura y la llamada sospechosa. La idea es que el espectador, acostumbrado a ver series policíacas, reconozca en su propio móvil las señales de un interrogatorio encubierto: frases que buscan ganarse la confianza, silencios calculados, insistencia en que la decisión debe tomarse en ese mismo instante, y un desenlace que, si el usuario no corta a tiempo, termina con un cambio de compañía, la cesión de datos bancarios o la instalación de un malware a partir de un enlace recibido por SMS.. Estos delincuentes personalizan el mensaje, utilizan un lenguaje cercano, invocan datos reales del cliente y, en algunos casos, comienzan a apoyarse en herramientas de inteligencia artificial para afinar el discurso. Su objetivo no siempre es el mismo. A veces buscan simplemente cobrar una comisión por un cambio de comercializadora realizado a espaldas del usuario; en otras ocasiones persiguen datos personales con los que suplantar identidades, vender bases de datos a terceros o realizar compras fraudulentas en cualquier sector, no solo en el energético. También proliferan los intentos de obtener pagos inmediatos mediante enlaces o códigos enviados por correo electrónico o SMS que supuestamente “regularizan” una incidencia con la factura.. Usuario empoderado. Ante este panorama, compañías del sector han decidido no limitarse a advertir, sino dotar a los usuarios de herramientas concretas.. Una de las más relevantes es el buscador de teléfonos que está disponible en la web corporativa, por ejemplo, de Endesa, que permite comprobar en tiempo real si el número desde el que se ha recibido una llamada pertenece a una empresa autorizada por la comercializadora. Desde su lanzamiento, el servicio ha recibido decenas de miles de consultas y ha puesto de manifiesto que más del 90% de los números de teléfono buscados por los usuarios no estaban asociados a canales oficiales. Es decir, era números no confiables.. ¿Trucos para darse cuenta? Por ejemplo. Endesa insiste: las distribuidoras nunca llaman para cambiar de comercializadora y la iniciativa para contratar, modificar un servicio o facilitar datos bancarios siempre debe partir del cliente, no de una llamada inesperada.. Hay dos momentos clave: antes y durante el intento de fraude. En la fase previa, la prioridad es “vacunar” al usuario mediante campañas informativas, blogs, notas en la factura, contenidos audiovisuales y acciones en redes sociales que expliquen cómo operan los estafadores y qué señales deben activar las alarmas. La última acción de divulgación de Endesa a han sido unos vídeos que respiran a “true crime” y que están disponibles principalmente en sus canales de redes sociales (YouTube y Facebook):. Vídeo «Endesa te ayuda a luchar contra las estafas» (comprobación de llamadas): Disponible en el canal de YouTube de Endesa.. Vídeo «Si desconfías de una llamada, Endesa te ayuda a investigarlo» (Facebook): Puedes verlo en la página de Facebook de Endesa Clientes. https://www.facebook.com/endesaclientes/videos/endesa-antiestafa-%EF%B8%8F/1397707368626404/. Cuando la estafa ya está en marcha, el consejo es activar un pequeño protocolo mental: preguntar con calma de qué empresa llaman, si es distribuidora o comercializadora, qué cambio concreto quieren realizar y qué nueva compañía estaría detrás del supuesto ahorro, un cuestionario básico que suele incomodar al estafador y acaba con muchas llamadas colgadas de manera abrupta.
