En Navidad, el dolor por una muerte reciente (o no tan reciente) no suele descansar. Al contrario: los rituales, las comidas familiares, las canciones, la silla vacía o el simple «felices fiestas» pueden actuar como detonantes. Los psicólogos recomiendan asumir que estas fechas no serán iguales y permitir que cada persona exprese lo que sienta, sin presionarla para estar bien.
Y, sin embargo, en ese intento de acompañar, a veces decimos lo peor con la mejor intención. Los expertos coinciden en una idea: la mayoría de frases dañinas comparten un mismo error: minimizan, ponen plazos o cierran la conversación cuando la persona necesita justo lo contrario: validación, presencia y permiso para sentir.
Durante las fiestas, la presión social por celebrar puede chocar con la realidad emocional del duelo. Por eso, normalizar la tristeza suele ayudar más que intentar borrarla con optimismo.
«El tiempo lo cura todo, tienes que seguir adelante»
Suena esperanzador, pero a menudo se recibe como un plazo o una orden. Los expertos insisten en que el duelo toma el tiempo que toma y que poner límites o prisas puede invalidar lo que la persona está viviendo. Mejor: «No tienes que llevar esto con prisa, estoy contigo en el proceso».
«Sé fuerte, tienes que estar bien por los demás»
La evidencia clínica y de apoyo al duelo recalca que prescribir emociones puede hacer que la persona deje de compartir y se aísle más. Un enfoque más útil es reconocer la emoción como legítima. Mejor: «Si te apetece llorar, aquí no molesta. Estoy a tu lado».
«Está en un lugar mejor, todo pasa por algo»
Aunque nazca de creencias o de la necesidad de encontrar sentido, muchos profesionales advierten de que poner un giro positivo a la pérdida puede sonar a «no deberías estar triste». Mejor: «Siento mucho lo que ha pasado. No tengo explicaciones, pero sí puedo acompañarte«.
«Vivió muchos años, podría haber sido peor»
Los «al menos» suelen intentar consolar comparando, pero a menudo trivializan el impacto de la pérdida. Los psicólogos advierten explícitamente contra frases del tipo «al menos tienes a otros» o «hay gente peor», porque reducen el espacio para el dolor real de esa persona. Mejor: «Me imagino que duele muchísimo. ¿Cómo lo estás llevando hoy?».
«Sé exactamente cómo te sientes, pasé por algo parecido»
Incluso si has vivido una pérdida, equiparar experiencias puede sonar a borrar la singularidad del vínculo. Los expertos recomiendan evitar el «sé cómo te sientes» porque, sencillamente, probablemente no lo sabes; cada relación y cada pérdida son distintas. Mejor: «No puedo imaginarlo del todo, pero quiero escucharte si te apetece».
En Navidad, el dolor por una muerte reciente (o no tan reciente) no suele descansar. Al contrario: los rituales, las comidas familiares, las canciones, la silla vacía o el simple «felices fiestas» pueden actuar como detonantes. Los psicólogos recomiendan asumir que estas fechas no serán iguales y permitir que cada persona exprese lo que sienta, sin presionarla para estar bien.. Y, sin embargo, en ese intento de acompañar, a veces decimos lo peor con la mejor intención. Los expertos coinciden en una idea: la mayoría de frases dañinas comparten un mismo error: minimizan, ponen plazos o cierran la conversación cuando la persona necesita justo lo contrario: validación, presencia y permiso para sentir.. Durante las fiestas, la presión social por celebrar puede chocar con la realidad emocional del duelo. Por eso, normalizar la tristeza suele ayudar más que intentar borrarla con optimismo.. «El tiempo lo cura todo, tienes que seguir adelante». Suena esperanzador, pero a menudo se recibe como un plazo o una orden. Los expertos insisten en que el duelo toma el tiempo que toma y que poner límites o prisas puede invalidar lo que la persona está viviendo. Mejor: «No tienes que llevar esto con prisa, estoy contigo en el proceso».. «Sé fuerte, tienes que estar bien por los demás». La evidencia clínica y de apoyo al duelo recalca que prescribir emociones puede hacer que la persona deje de compartir y se aísle más. Un enfoque más útil es reconocer la emoción como legítima. Mejor: «Si te apetece llorar, aquí no molesta. Estoy a tu lado».. «Está en un lugar mejor, todo pasa por algo». Aunque nazca de creencias o de la necesidad de encontrar sentido, muchos profesionales advierten de que poner un giro positivo a la pérdida puede sonar a «no deberías estar triste». Mejor: «Siento mucho lo que ha pasado. No tengo explicaciones, pero sí puedo acompañarte».. «Vivió muchos años, podría haber sido peor». Los «al menos» suelen intentar consolar comparando, pero a menudo trivializan el impacto de la pérdida. Los psicólogos advierten explícitamente contra frases del tipo «al menos tienes a otros» o «hay gente peor», porque reducen el espacio para el dolor real de esa persona. Mejor: «Me imagino que duele muchísimo. ¿Cómo lo estás llevando hoy?».. «Sé exactamente cómo te sientes, pasé por algo parecido». Incluso si has vivido una pérdida, equiparar experiencias puede sonar a borrar la singularidad del vínculo. Los expertos recomiendan evitar el «sé cómo te sientes» porque, sencillamente, probablemente no lo sabes; cada relación y cada pérdida son distintas. Mejor: «No puedo imaginarlo del todo, pero quiero escucharte si te apetece».
Los psicólogos insisten en que el duelo toma el tiempo que toma y que poner límites o prisas puede invalidar lo que la persona está viviendo
En Navidad, el dolor por una muerte reciente (o no tan reciente) no suele descansar. Al contrario: los rituales, las comidas familiares, las canciones, la silla vacía o el simple «felices fiestas» pueden actuar como detonantes. Los psicólogos recomiendan asumir que estas fechas no serán iguales y permitir que cada persona exprese lo que sienta, sin presionarla para estar bien.. Y, sin embargo, en ese intento de acompañar, a veces decimos lo peor con la mejor intención. Los expertos coinciden en una idea: la mayoría de frases dañinas comparten un mismo error: minimizan, ponen plazos o cierran la conversación cuando la persona necesita justo lo contrario: validación, presencia y permiso para sentir.. Durante las fiestas, la presión social por celebrar puede chocar con la realidad emocional del duelo. Por eso, normalizar la tristeza suele ayudar más que intentar borrarla con optimismo.. «El tiempo lo cura todo, tienes que seguir adelante». Suena esperanzador, pero a menudo se recibe como un plazo o una orden. Los expertos insisten en que el duelo toma el tiempo que toma y que poner límites o prisas puede invalidar lo que la persona está viviendo. Mejor: «No tienes que llevar esto con prisa, estoy contigo en el proceso».. «Sé fuerte, tienes que estar bien por los demás». La evidencia clínica y de apoyo al duelo recalca que prescribir emociones puede hacer que la persona deje de compartir y se aísle más. Un enfoque más útil es reconocer la emoción como legítima. Mejor: «Si te apetece llorar, aquí no molesta. Estoy a tu lado».. «Está en un lugar mejor, todo pasa por algo». Aunque nazca de creencias o de la necesidad de encontrar sentido, muchos profesionales advierten de que poner un giro positivo a la pérdida puede sonar a «no deberías estar triste». Mejor: «Siento mucho lo que ha pasado. No tengo explicaciones, pero sí puedo acompañarte».. «Vivió muchos años, podría haber sido peor». Los «al menos» suelen intentar consolar comparando, pero a menudo trivializan el impacto de la pérdida. Los psicólogos advierten explícitamente contra frases del tipo «al menos tienes a otros» o «hay gente peor», porque reducen el espacio para el dolor real de esa persona. Mejor: «Me imagino que duele muchísimo. ¿Cómo lo estás llevando hoy?».. «Sé exactamente cómo te sientes, pasé por algo parecido». Incluso si has vivido una pérdida, equiparar experiencias puede sonar a borrar la singularidad del vínculo. Los expertos recomiendan evitar el «sé cómo te sientes» porque, sencillamente, probablemente no lo sabes; cada relación y cada pérdida son distintas. Mejor: «No puedo imaginarlo del todo, pero quiero escucharte si te apetece».
