“Estaban mal atendidas de forma sistemática, las hemos encontrado con mucha suciedad y muy delgadas”. Es la impresión que trasladan a LA RAZÓN quienes han podido ver a las cinco clarisas ancianas de la comunidad de Belorado que fueron rescatadas el pasado jueves 18 del monasterio de Orduña por la comisión encabezada por la jueza de Bilbao, agentes de la Guardia Civil y médicos forenses.
Tal es el estado de fragilidad en el que se encontraban las consagradas de entre 87 y 101 años que tres de ellas tuvieron que quedarse ingresadas en el hospital de Basurto. Las otras dos pudieron ser trasladadas a conventos de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, donde comienzan a recuperarse de la situación de desatención que sufrían a la luz del dictamen de la Benemérita. “Las cismáticas dicen que estaban bien atendidas las 24 horas del día, pero basta con compartir unos segundos con ellas para constatar que no es así”, comenta otra de las personas que ha podido acompañar a las religiosas mayores.
Son muchos los detalles que hablan de esa ausencia de unos cuidados mínimos para estas consagradas dependientes. “Se nota que hace tiempo que no las cortaban las uñas de las manos y los pies, tampoco las duchaban con asiduidad porque tenían costra en la cabeza, algunas heridas en la piel muestran que han podido estar todo el día con el mismo pañal puesto”, relatan estas mismas fuentes a este periódico. Y no se queda ahí esta denuncia: “Tenían animales a su alrededor que hacían sus necesidades en el suelo donde estaban ellas”. A esto se une la soledad que intuyen que han debido pasar las cinco clarisas que constituían el pilar espiritual de Belorado.
En esta misma línea, quienes han podido estar junto a las veteranas religiosas han podido constatar cómo sus capacidad cognitivas mermadas por la edad y por su frágil salud las impedía lo mismo solicitar ayuda que manifestarse con relación al cisma o a su deseo de ser atendidas, como ahora, por clarisas católicas. “No nos queremos imaginar lo que han podido padecer, porque lógicamente en el estado en el que están, requieren de unos cuidados especiales que no han tenido. Solo nos queda intentar restaurar todo ese daño en la medida que podamos, con la gracia de Dios”, relatan a LA RAZÓN quienes son ahora sus «ángeles de la guarda».
A pesar del sufrimiento que imaginan que han podido padecer en este tiempo, quienes han podido compartir algunos momentos con las ancianas desvelan que su mejoría en apenas cinco días “es notable”: “Ofrecer los cuidados médicos e higiénicos que necesitan, ayuda mucho, pero, sobre todo, el cariño con el que se les está tratando y que ellas están percibiendo”. A esto, se suma la atención espiritual, puesto que desde mayo de 2024 han estado recibiendo sacramentos inválidos, sin ser plenamente conscientes de ello, por parte de obispos y sacerdotes falsos. En estos días, sin embargo, ya han podido recibir la confesión, la eucaristía e, incluso, la unción de los enfermos.
A pesar de estos avances, nadie en el entorno se atreve a poner fecha para el alta de las tres monjas que todavía permanecen ingresadas. Eso sí, quienes las acompañan, lamentan el espectáculo en el que las ex cismáticas han convertido los intentos de vista al hospital. Y es que, tras un intento frustrado de entrar en el centro el pasado sábado, hoy de nuevo han buscado acceder al recinto, con convocatoria mediática incluida. Sin embargo, esta estrategia se ha visto frustrada por el equipo de hospital de Basurto. “No es un plato de buen gusto que las clarisas que están con sus hermanas mayores tengan que estar en permanente tensión porque las cismáticas se quieran colar”, cuestionan.
“Estaban mal atendidas de forma sistemática, las hemos encontrado con mucha suciedad y muy delgadas”. Es la impresión que trasladan a LA RAZÓN quienes han podido ver a las cinco clarisas ancianas de la comunidad de Belorado que fueron rescatadas el pasado jueves 18 del monasterio de Orduña por la comisión encabezada por la jueza de Bilbao, agentes de la Guardia Civil y médicos forenses.. Tal es el estado de fragilidad en el que se encontraban las consagradas de entre 87 y 101 años que tres de ellas tuvieron que quedarse ingresadas en el hospital de Basurto. Las otras dos pudieron ser trasladadas a conventos de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, donde comienzan a recuperarse de la situación de desatención que sufrían a la luz del dictamen de la Benemérita. “Las cismáticas dicen que estaban bien atendidas las 24 horas del día, pero basta con compartir unos segundos con ellas para constatar que no es así”, comenta otra de las personas que ha podido acompañar a las religiosas mayores.. Son muchos los detalles que hablan de esa ausencia de unos cuidados mínimos para estas consagradas dependientes. “Se nota que hace tiempo que no las cortaban las uñas de las manos y los pies, tampoco las duchaban con asiduidad porque tenían costra en la cabeza, algunas heridas en la piel muestran que han podido estar todo el día con el mismo pañal puesto”, relatan estas mismas fuentes a este periódico. Y no se queda ahí esta denuncia: “Tenían animales a su alrededor que hacían sus necesidades en el suelo donde estaban ellas”. A esto se une la soledad que intuyen que han debido pasar las cinco clarisas que constituían el pilar espiritual de Belorado.. En esta misma línea, quienes han podido estar junto a las veteranas religiosas han podido constatar cómo sus capacidad cognitivas mermadas por la edad y por su frágil salud las impedía lo mismo solicitar ayuda que manifestarse con relación al cisma o a su deseo de ser atendidas, como ahora, por clarisas católicas. “No nos queremos imaginar lo que han podido padecer, porque lógicamente en el estado en el que están, requieren de unos cuidados especiales que no han tenido. Solo nos queda intentar restaurar todo ese daño en la medida que podamos, con la gracia de Dios”, relatan a LA RAZÓN quienes son ahora sus «ángeles de la guarda».. A pesar del sufrimiento que imaginan que han podido padecer en este tiempo, quienes han podido compartir algunos momentos con las ancianas desvelan que su mejoría en apenas cinco días “es notable”: “Ofrecer los cuidados médicos e higiénicos que necesitan, ayuda mucho, pero, sobre todo, el cariño con el que se les está tratando y que ellas están percibiendo”. A esto, se suma la atención espiritual, puesto que desde mayo de 2024 han estado recibiendo sacramentos inválidos, sin ser plenamente conscientes de ello, por parte de obispos y sacerdotes falsos. En estos días, sin embargo, ya han podido recibir la confesión, la eucaristía e, incluso, la unción de los enfermos.. A pesar de estos avances, nadie en el entorno se atreve a poner fecha para el alta de las tres monjas que todavía permanecen ingresadas. Eso sí, quienes las acompañan, lamentan el espectáculo en el que las ex cismáticas han convertido los intentos de vista al hospital. Y es que, tras un intento frustrado de entrar en el centro el pasado sábado, hoy de nuevo han buscado acceder al recinto, con convocatoria mediática incluida. Sin embargo, esta estrategia se ha visto frustrada por el equipo de hospital de Basurto. “No es un plato de buen gusto que las clarisas que están con sus hermanas mayores tengan que estar en permanente tensión porque las cismáticas se quieran colar”, cuestionan.
LA RAZÓN desvela la desatención de las cinco clarisas rescatadas por la Guardia Civil y las secuelas que han llevado a que tres de ellas estén ingresadas en un hospital
“Estaban mal atendidas de forma sistemática, las hemos encontrado con mucha suciedad y muy delgadas”. Es la impresión que trasladan a LA RAZÓN quienes han podido ver a las cinco clarisas ancianas de la comunidad de Belorado que fueron rescatadas el pasado jueves 18 del monasterio de Orduña por la comisión encabezada por la jueza de Bilbao, agentes de la Guardia Civil y médicos forenses.. Tal es el estado de fragilidad en el que se encontraban las consagradas de entre 87 y 101 años que tres de ellas tuvieron que quedarse ingresadas en el hospital de Basurto. Las otras dos pudieron ser trasladadas a conventos de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, donde comienzan a recuperarse de la situación de desatención que sufrían a la luz del dictamen de la Benemérita. “Las cismáticas dicen que estaban bien atendidas las 24 horas del día, pero basta con compartir unos segundos con ellas para constatar que no es así”, comenta otra de las personas que ha podido acompañar a las religiosas mayores.. Son muchos los detalles que hablan de esa ausencia de unos cuidados mínimos para estas consagradas dependientes. “Se nota que hace tiempo que no las cortaban las uñas de las manos y los pies, tampoco las duchaban con asiduidad porque tenían costra en la cabeza, algunas heridas en la piel muestran que han podido estar todo el día con el mismo pañal puesto”, relatan estas mismas fuentes a este periódico. Y no se queda ahí esta denuncia: “Tenían animales a su alrededor que hacían sus necesidades en el suelo donde estaban ellas”. A esto se une la soledad que intuyen que han debido pasar las cinco clarisas que constituían el pilar espiritual de Belorado.. En esta misma línea, quienes han podido estar junto a las veteranas religiosas han podido constatar cómo sus capacidad cognitivas mermadas por la edad y por su frágil salud las impedía lo mismo solicitar ayuda que manifestarse con relación al cisma o a su deseo de ser atendidas, como ahora, por clarisas católicas. “No nos queremos imaginar lo que han podido padecer, porque lógicamente en el estado en el que están, requieren de unos cuidados especiales que no han tenido. Solo nos queda intentar restaurar todo ese daño en la medida que podamos, con la gracia de Dios”, relatan a LA RAZÓN quienes son ahora sus «ángeles de la guarda».. A pesar del sufrimiento que imaginan que han podido padecer en este tiempo, quienes han podido compartir algunos momentos con las ancianas desvelan que su mejoría en apenas cinco días “es notable”: “Ofrecer los cuidados médicos e higiénicos que necesitan, ayuda mucho, pero, sobre todo, el cariño con el que se les está tratando y que ellas están percibiendo”. A esto, se suma la atención espiritual, puesto que desde mayo de 2024 han estado recibiendo sacramentos inválidos, sin ser plenamente conscientes de ello, por parte de obispos y sacerdotes falsos. En estos días, sin embargo, ya han podido recibir la confesión, la eucaristía e, incluso, la unción de los enfermos.. A pesar de estos avances, nadie en el entorno se atreve a poner fecha para el alta de las tres monjas que todavía permanecen ingresadas. Eso sí, quienes las acompañan, lamentan el espectáculo en el que las ex cismáticas han convertido los intentos de vista al hospital. Y es que, tras un intento frustrado de entrar en el centro el pasado sábado, hoy de nuevo han buscado acceder al recinto, con convocatoria mediática incluida. Sin embargo, esta estrategia se ha visto frustrada por el equipo de hospital de Basurto. “No es un plato de buen gusto que las clarisas que están con sus hermanas mayores tengan que estar en permanente tensión porque las cismáticas se quieran colar”, cuestionan.
