La ínclita ministra de Sanidad, Mónica García, vuelve a estar en el ojo del huracán. El Ministerio que mal dirige es el único responsable de la planificación, contratación y dotación de recursos humanos y materiales de la sanidad en Ceuta y Melilla y, por tanto, del caos que viven sus ciudadanos, a los que ha convertido en meritorios de segunda por la falta estructural de médicos. Ceutíes y melillenses reclaman, entre otras medidas, planes reales de captación y fidelización de especialistas, incentivos económicos y profesionales que compensen la insularidad sanitaria y cobertura de bajas y jubilaciones que permita garantizar la continuidad de servicios esenciales, con el objetivo de proteger a una población que vive con la peor esperanza de vida de toda España y cuya atención sanitaria brilla por su ausencia. Pero Mónica García prefiere seguir en sus guerras personales a hacer bien su trabajo.
El Ministerio que mal dirige Mónica García es el único responsable de la planificación, contratación y dotación de recursos humanos y materiales de la sanidad en Ceuta y Melilla y, por tanto, del caos que viven sus ciudadanos
La ínclita ministra de Sanidad, Mónica García, vuelve a estar en el ojo del huracán. El Ministerio que mal dirige es el único responsable de la planificación, contratación y dotación de recursos humanos y materiales de la sanidad en Ceuta y Melilla y, por tanto, del caos que viven sus ciudadanos, a los que ha convertido en meritorios de segunda por la falta estructural de médicos. Ceutíes y melillenses reclaman, entre otras medidas, planes reales de captación y fidelización de especialistas, incentivos económicos y profesionales que compensen la insularidad sanitaria y cobertura de bajas y jubilaciones que permita garantizar la continuidad de servicios esenciales, con el objetivo de proteger a una población que vive con la peor esperanza de vida de toda España y cuya atención sanitaria brilla por su ausencia. Pero Mónica García prefiere seguir en sus guerras personales a hacer bien su trabajo.
