En 2024, el desperdicio de alimentos ha disminuido un 4,4%, alcanzando los 1.125 millones de kilos, lo que representa una salvación de 51,54 millones en comparación con el año anterior.
Muchas personas trabajan arduamente para abastecer la nevera, aunque no siempre es la opción más sensata. Sin una adecuada organización de las comidas, los alimentos tienden a desperdiciarse antes de que tengamos la oportunidad de comerlos, lo que resulta en que terminen en la basura. El año pasado, cada individuo en nuestro país desechó 24,38 kilos de alimentos, según el informe anual del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre el desperdicio alimentario. Sin embargo, el desperdicio ha mostrado mejoras a lo largo de los años: en 2024, se ha disminuido en un 4,4%, alcanzando un total de 1.125 millones de kilos, lo que significa que se han salvado 51,54 millones de kilos en comparación con el año anterior. Asimismo, este desperdicio ha disminuido en casi un 543% desde el año de la pandemia. De esta manera, Luis Planas, quien dirige este ministerio, ha declarado que 2024 «representa un cambio significativo» en la lucha contra el despilfarro de alimentos. «Una transformación fundamental que se consolida con la Ley de Prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos, aprobada en 2025, es una estrategia nacional que beneficia a todos.» «Una regulación que facilita la lucha contra el desperdicio, empodera a los consumidores y empresas, y promueve un modelo de consumo más eficiente, responsable y sostenible», se mencionó en un comunicado. La tasa de desperdicio a nivel global se redujo al 3,7% del total de alimentos y bebidas comprados. Esto implica que, por cada 100 kilos o litros adquiridos, 3.7 fueron desechados. El ministro afirmó que este avance favorable se debe a una mezcla de políticas gubernamentales, campañas de concienciación y cambios en los hábitos sociales. Específicamente, señala que en la actualidad se aprovecha mejor la comida comprada gracias a un mayor reconocimiento del valor de los alimentos, una conciencia ambiental en aumento y una planificación más efectiva de las compras y las porciones, especialmente en el entorno doméstico.
Muchas personas trabajan arduamente para abastecer la nevera, aunque no siempre es la opción más sensata. Sin una adecuada organización de las comidas, los alimentos tienden a desperdiciarse antes de que tengamos la oportunidad de comerlos, lo que resulta en que terminen en la basura. El año pasado, cada individuo en nuestro país desechó 24,38 kilos de alimentos, según el informe anual del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre el desperdicio alimentario. Sin embargo, el desperdicio ha mostrado mejoras a lo largo de los años: en 2024, se ha disminuido en un 4,4%, alcanzando un total de 1.125 millones de kilos, lo que significa que se han salvado 51,54 millones de kilos en comparación con el año anterior. Asimismo, este desperdicio ha disminuido en casi un 543% desde el año de la pandemia. De esta manera, Luis Planas, quien dirige este ministerio, ha declarado que 2024 «representa un cambio significativo» en la lucha contra el despilfarro de alimentos. «Una transformación fundamental que se consolida con la Ley de Prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos, aprobada en 2025, es una estrategia nacional que beneficia a todos.» «Una regulación que facilita la lucha contra el desperdicio, empodera a los consumidores y empresas, y promueve un modelo de consumo más eficiente, responsable y sostenible», se mencionó en un comunicado. La tasa de desperdicio a nivel global se redujo al 3,7% del total de alimentos y bebidas comprados. Esto implica que, por cada 100 kilos o litros adquiridos, 3.7 fueron desechados. El ministro afirmó que este avance favorable se debe a una mezcla de políticas gubernamentales, campañas de concienciación y cambios en los hábitos sociales. Específicamente, señala que en la actualidad se aprovecha mejor la comida comprada gracias a un mayor reconocimiento del valor de los alimentos, una conciencia ambiental en aumento y una planificación más efectiva de las compras y las porciones, especialmente en el entorno doméstico.