El control financiero es crucial para propiciar el ahorro de manera proporcional en el vínculo familiar cuando se disponen de dos fuentes de ingresos
Gestionar la economía de un hogar de pareja puede convertirse en un reto, especialmente cuando los ingresos de cada miembro son muy diferentes. Según la ECV 2024 publicada por el Instituto Nacional de Estadística, la renta anual neta media por hogar varía significativamente según el género de la persona de referencia. En los hogares donde el hombre es la persona de referencia, la media se sitúa en 39.247 euros al año, que corresponde a 3.270,58 euros mensuales, mientras que en los hogares con mujer como referencia la cifra desciende a 33.918 euros, es decir, 2.826,5 euros al mes. A la espera de los datos de 2025, se estima que estas cifras puedan crecer con las subidas salariales generales, pero sirven como cifras estimadas.. En este sentido, independientemente de cuál sea el caso, planificar un presupuesto común es clave para cubrir los gastos, evitar conflictos y generar ahorro. La distribución equitativa de los ingresos, en función de la capacidad de cada miembro, permite a la pareja tener una visión clara de su capacidad financiera y de los objetivos que pueden alcanzar juntos. Sin un control de gastos e ingresos, uno de los miembros puede asumir una carga excesiva o los ahorros se pueden ver comprometidos. Por ende, la definición de un presupuesto ayuda a ambos a tomar decisiones financieras informadas y a organizar los recursos según sus posibilidades, sin que uno sienta que aporta más de lo que puede.. De esta suerte, además de planificar, es fundamental establecer un reparto proporcional a los ingresos de cada miembro de la pareja. No se trata de dividir todo a partes iguales, sino de garantizar que cada persona contribuya de manera justa según lo que percibe. Este enfoque permite que ambos participen de la vida financiera del hogar sin generar desigualdades ni resentimientos. Por lo que, asignarporcentajes claros según los ingresos mantiene el equilibrio económico y facilita la planificación de proyectos comunes.. Un asesor financiero revela un método de gestión. Para abordar este tema, Álvaro Martínez, asesor financiero conocido en redes sociales por su contenido divulgativo sobre finanzas personales, propone un método práctico adaptado a las diferencias de ingresos entre miembros de la pareja. Su enfoque busca que el reparto del dinero sea proporcional y justo, evitando la sensación de desequilibrio cuando uno gana considerablemente más que el otro. Martínez subraya que la clave está en establecer porcentajes claros de aportación según los ingresos y separar los gastos en categorías que reflejen la realidad del hogar.. Aplicando un ejemplo concreto, si una persona gana 2.500 euros al mes y su pareja 1.250 euros, los ingresos totales del hogar serían 3.750 euros. Según la regla de Martínez, cada gasto se reparte en proporción a estos ingresos y no al 50%. Esto significa que la persona que gana más aporta el doble que la otra en cada categoría, manteniendo una contribución justa según lo que cada uno percibe y evitando tensiones en la gestión del presupuesto común.. Separar los gastos fijos, variables y personales. La primera categoría que propone Martínez es la vivienda, que representa un 32% del total o 1.200 euros, incluyendo alquiler, hipoteca, comunidad y seguros. En este caso, la persona que gana más aportaría 800 euros, mientras que la que gana la menor cuantía aportaría unos 400 euros. La segunda categoría son los gastos comunes como comida, luz, agua, internet y transporte, que suponen un 30% del total o 1.125 euros, repartidos proporcionalmente con 750 euros de quien percibe la mayor cifra y 375 euros del otro. Esta distribución asegura que ambos contribuyan de manera equitativa a la vida cotidiana.. Finalmente, el método contempla ahorro e inversión con un 20% del presupuesto total o 750 euros, repartido proporcionalmente con 500 euros del que gana más y 250 euros del que gana menos, y gastos personales con un 18% o 675 euros que se gestionan desde la cuenta común sin separar quién gasta más o menos. Este sistema permite mantener control de las finanzas, fomentar el ahorro y evitar conflictos relacionados con la desigualdad de ingresos, mientras se disfruta de los gastos personales de manera equilibrada. Aplicar este enfoque ayuda a la pareja a tener estabilidad financiera y confianza mutua en la gestión de su dinero.
Gestionar la economía de un hogar de pareja puede convertirse en un reto, especialmente cuando los ingresos de cada miembro son muy diferentes. Según la ECV 2024 publicada por el Instituto Nacional de Estadística, la renta anual neta media por hogar varía significativamente según el género de la persona de referencia. En los hogares donde el hombre es la persona de referencia, la media se sitúa en 39.247 euros al año, que corresponde a 3.270,58 euros mensuales, mientras que en los hogares con mujer como referencia la cifra desciende a 33.918 euros, es decir, 2.826,5 euros al mes. A la espera de los datos de 2025, se estima que estas cifras puedan crecer con las subidas salariales generales, pero sirven como cifras estimadas.. En este sentido, independientemente de cuál sea el caso, planificar un presupuesto común es clave para cubrir los gastos, evitar conflictos y generar ahorro. La distribución equitativa de los ingresos, en función de la capacidad de cada miembro, permite a la pareja tener una visión clara de su capacidad financiera y de los objetivos que pueden alcanzar juntos. Sin un control de gastos e ingresos, uno de los miembros puede asumir una carga excesiva o los ahorros se pueden ver comprometidos. Por ende, la definición de un presupuesto ayuda a ambos a tomar decisiones financieras informadas y a organizar los recursos según sus posibilidades, sin que uno sienta que aporta más de lo que puede.. De esta suerte, además de planificar, es fundamental establecer un reparto proporcional a los ingresos de cada miembro de la pareja. No se trata de dividir todo a partes iguales, sino de garantizar que cada persona contribuya de manera justa según lo que percibe. Este enfoque permite que ambos participen de la vida financiera del hogar sin generar desigualdades ni resentimientos. Por lo que, asignar porcentajes claros según los ingresos mantiene el equilibrio económico y facilita la planificación de proyectos comunes.. Un asesor financiero revela un método de gestión. Para abordar este tema, Álvaro Martínez, asesor financiero conocido en redes sociales por su contenido divulgativo sobre finanzas personales, propone un método práctico adaptado a las diferencias de ingresos entre miembros de la pareja. Su enfoque busca que el reparto del dinero sea proporcional y justo, evitando la sensación de desequilibrio cuando uno gana considerablemente más que el otro. Martínez subraya que la clave está en establecer porcentajes claros de aportación según los ingresos y separar los gastos en categorías que reflejen la realidad del hogar.. Aplicando un ejemplo concreto, si una persona gana 2.500 euros al mes y su pareja 1.250 euros, los ingresos totales del hogar serían 3.750 euros. Según la regla de Martínez, cada gasto se reparte en proporción a estos ingresos y no al 50%. Esto significa que la persona que gana más aporta el doble que la otra en cada categoría, manteniendo una contribución justa según lo que cada uno percibe y evitando tensiones en la gestión del presupuesto común.. Separar los gastos fijos, variables y personales. La primera categoría que propone Martínez es la vivienda, que representa un 32% del total o 1.200 euros, incluyendo alquiler, hipoteca, comunidad y seguros. En este caso, la persona que gana más aportaría 800 euros, mientras que la que gana la menor cuantía aportaría unos 400 euros. La segunda categoría son los gastos comunes como comida, luz, agua, internet y transporte, que suponen un 30% del total o 1.125 euros, repartidos proporcionalmente con 750 euros de quien percibe la mayor cifra y 375 euros del otro. Esta distribución asegura que ambos contribuyan de manera equitativa a la vida cotidiana.. Finalmente, el método contempla ahorro e inversión con un 20% del presupuesto total o 750 euros, repartido proporcionalmente con 500 euros del que gana más y 250 euros del que gana menos, y gastos personales con un 18% o 675 euros que se gestionan desde la cuenta común sin separar quién gasta más o menos. Este sistema permite mantener control de las finanzas, fomentar el ahorro y evitar conflictos relacionados con la desigualdad de ingresos, mientras se disfruta de los gastos personales de manera equilibrada. Aplicar este enfoque ayuda a la pareja a tener estabilidad financiera y confianza mutua en la gestión de su dinero.
