El malestar por la crisis de la vivienda en España se extiende. Después del ciclo de protestas en verano y otoño del año pasado, este sábado 40 ciudades del país vivieron nuevas manifestaciones en una convocatoria unitaria de los sindicatos de inquilinas que congregó a decenas de miles de personas bajo el lema “Acabemos con el negocio de la vivienda”. En Madrid, el Sindicato de Vivienda cifró los asistentes en 100.000 y la delegación del Gobierno en 15.000. En Barcelona se concentraron 100.000 personas según el sindicato y 12.000 recontó la Guardia Urbana. Los participantes constataron que las administraciones van tarde cuando toman medidas y les exigieron que actúen con contundencia para frenar los precios. En Barcelona, la portavoz del sindicato de la ciudad, Carme Arcarazo, advirtió “a los gobiernos” de que “si no se plantan contra el poder inmobiliario, la crisis de vivienda se les llevará por delante”. También salieron a la calle Sevilla, Málaga, San Sebastián, Santiago de Compostela, Las Palmas de Gran Canaria, Palma de Mallorca o Valencia. No había una convocatoria de ámbito estatal desde los años previos al estallido de la burbuja, en 2006 y 2007.. Seguir leyendo
El malestar por la crisis de la vivienda en España se extiende. Después del ciclo de protestas en verano y otoño del año pasado, este sábado 40 ciudades del país vivieron nuevas manifestaciones en una convocatoria unitaria de los sindicatos de inquilinas que congregó a decenas de miles de personas bajo el lema “Acabemos con el negocio de la vivienda”. En Madrid, el Sindicato de Vivienda cifró los asistentes en 100.000 y la delegación del Gobierno en 15.000. En Barcelona se concentraron 100.000 personas según el sindicato y 12.000 recontó la Guardia Urbana. Los participantes constataron que las administraciones van tarde cuando toman medidas y les exigieron que actúen con contundencia para frenar los precios. En Barcelona, la portavoz del sindicato de la ciudad, Carme Arcarazo, advirtió “a los gobiernos” de que “si no se plantan contra el poder inmobiliario, la crisis de vivienda se les llevará por delante”. También salieron a la calle Sevilla, Málaga, San Sebastián, Santiago de Compostela, Las Palmas de Gran Canaria, Palma de Mallorca o Valencia. No había una convocatoria de ámbito estatal desde los años previos al estallido de la burbuja, en 2006 y 2007.. Más información. Las manifestaciones por una vivienda digna, en imágenes. Tras las pancartas, esta vez las protestas dibujaron un mosaico de casos que ilustran la magnitud de la crisis de accesibilidad: el problema puede variar en cada ciudad, pero es transversal y los diferentes estratos socioeconómicos lo sufren de acuerdo a sus circunstancias. Manifestantes que explicaron que es imposible alquilar porque, o no hay pisos, o cuestan una fortuna alejada de los salarios precarios. Que comprar está solo al alcance de quien tenga un empujón de los padres o una herencia. Que los jóvenes precarios, las familias vulnerables, migrantes o jubilados han quedado fuera del casting en el que los caseros eligen al mejor postor. Que el impacto del turismo sobre los barrios es devastador en materia de vivienda. Que sigue habiendo desahucios. Que si tu edificio lo compra un inversor tu contrato peligra. Que hay quien no se separa porque no podría asumir un alquiler solo. Que en Cataluña, donde se han regulado los precios, los propietarios esquivan los topes y desvían sus casas a mercados como el turístico o de temporada. Que en las islas la gente se marcha porque no hay vivienda para los vecinos o trabajadores. Una magnitud que explica que en las protestas hubiera muchos jóvenes, pero también gente de mediana edad o jubilados que son propietarios, en solidaridad con sus hijos o nietos.. Desde diciembre pasado, la vivienda es oficialmente la primera preocupación de los españoles, tal y como señalan los barómetros mensuales del CIS desde entonces. Salvo las rentas en Cataluña (donde se moderaron en los tres primeros meses de aplicación de la regulación) los precios de alquiler y de venta siguen en escalada, cada día más lejos de los salarios, en una brecha que empobrece a las familias y se ensancha. El año pasado los precios de venta subieron un 8,4%, el doble que en 2023 y la mayor alza desde 2007, el año anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En nueve de las 17 comunidades, el aumento superó el 8,4%. Los alquileres, con datos oficiales que van dos años atrás o de los portales (que reflejan los precios de oferta) también siguen en escalada. En Madrid, la subida interanual fue del 16,4% en enero; en Málaga, del 10,5%, en ambos casos según Idealista.. Las exigencias de la convocatoria unitaria de este sábado pasan por reclamar una bajada de precios de los alquileres, contratos de arrendamiento indefinidos, que la administración recupere las viviendas vacías, turísticas o el alquiler de temporada, medidas para frenar las compras especulativas, y contra los grupos de desokupación. En Madrid, la portavoz del Sindicato de Inquilinos, Valeria Racu, consideró que la protesta unitaria es el inicio del fin de “un sistema parasitario que devora los salarios y el futuro” de millones de españoles. “Se acabó marcharnos de nuestros barrios y ciudades, basta de desahucios, basta de irnos con la cabeza baja”, exclamó, antes de asegurar que “la huelga de alquileres ha venido para quedarse”. También criticó la respuesta del Gobierno ante esta situación: “Si no recuperan las viviendas secuestradas en pisos y casas vacías las vamos a recuperar nosotros”.. En Barcelona, la portavoz del Sindicato de Inquilinas, Carme Arcarazo, denunció: “Los precios siguen por las nubes, nos siguen echando de casa, la mayoría de los anuncios son de temporada, los gobiernos no hacen nada y la gente está harta”. Y advirtió: “Los rentistas son culpables, pero los gobiernos son responsables, no son conscientes de que si no se plantan contra el poder inmobiliario, la crisis de vivienda se les llevará por delante”.. La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, publicó por la tarde un hilo en las redes sociales en el que se refería a las manifestaciones. “Muchas personas han salido a la calle para reclamar algo que comparto: las viviendas deben ser para vivir y no para especular. Solo lo lograremos si todas las administraciones (ayuntamientos, ccaa y AGE) nos comprometemos por igual”, escribió y a continuación enumeró medidas que ha puesto en marcha el Gobierno: construir parque público, crear empresa pública de vivienda, medidas para la industrialización del sector, regulación en trámite del alquiler de temporada o el registro de pisos turísticos. En Madrid, se manifestó la ministra de Juventud e Infancia del Gobierno, Sira Riego; en otras convocatorias participaron políticos del PSOE o IU (Andalucía), Sumar (Madrid), o de los comunes (Barcelona).. Madrid y Barcelona fueron las protestas más concurridas. En Madrid miles de personas recurrieron el Paseo del Prado en dirección a la Plaza de España y blandiendo llaves. Entre los manifestantes, jubilados que viven de alquiler o migrantes con casi tres décadas de vida en España que denunciaban racismo inmobiliario. Víctor lleva 28 años viviendo en España y lamentaba que desde entonces la situación de exclusión inmobiliaria no haya cambiado. “Los latinos, las personas de color, aún lo tenemos más difícil; los que tienen la vivienda responden a quien les ofrece más dinero”, agregó.. Manifestación por la vivienda en Madrid, este sábado.Santi Burgos. En Barcelona, ciudad que esta semana el diario The New York Times situaba como epicentro de la crisis de la vivienda en Europa, los manifestantes llenaron el tramo central de la avenida de Maria Cristina, junto a la plaza de Espanya, donde esta vez el Sindicato de Inquilinos no convocó una marcha sino un “acto político”, con discursos de las entidades y colectivos afectados por la crisis de la vivienda: inquilinos de bloques de La Caixa que se han declarado en huelga, de edificios que han sido comprados, chabolistas del barrio de Vallcarca, o representantes de las plataformas de profesores o sanitarios organizados para afrontar la crisis en las escuelas o la atención primaria.. En Valencia los manifestantes fueron 4.000, según la Delegación del Gobierno, en una marcha donde hubo participantes llegados de los pueblos de l’Horta Sud perjudicados por la dana de octubre pasado. Kalil Saldivar, de 29 años, explicaba que la riada sólo empeoró la situación de la vivienda: “Seguimos pagando lo mismo, pero ahora vivimos en peores condiciones, principalmente sin un transporte fluido que nos conecte con Valencia, donde la mayoría trabajamos”, explicaba y concretaba que él y su familia ya fueron expulsados de la capital cuando hace 10 años subieron los precios: “Ahora es impensable volver”.. En Andalucía, hubo convocatorias en Málaga, Granada, Sevilla y Cádiz, que sumaron 12.500 manifestantes según la Delegación del Gobierno. En Sevilla el grito contra los precios de la vivienda coincidió con otra protesta por el declive de la sanidad pública, el tercer y el segundo problema, que más preocupa a los andaluces, de acuerdo con el CIS andaluz. Es la segunda vez en los últimos meses en que los sevillanos salen a las calles para protestar por el encarecimiento de los pisos. En esta ocasión, unos 3.000 manifestantes que marcharon hasta el Parlamento andaluz. En Málaga, con 5.000 asistentes, la marcha llegó días después de que el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), anunciase lo que denominó como una “moratoria global” para las viviendas de uso turístico, pero que no concretó.. Numerosas personas participan en la manifestación convocada bajo el lema «Acabemos con el negocio de la vivienda», este sábado en Málaga.García-Santos (El País). Muchas personas se concentraron también en San Sebastián en la única convocatoria del País Vasco y una de las más multitudinarias de los últimos meses en la capital guipuzcoana. Es la ciudad española donde el precio de compra por metro cuadrado es más caro en toda España: alcanza ya los 5.708 euros. También hubo testimonios de racismo inmobiliario, como Abdessalam, de 51 años, vecino de Vitoria y de origen marroquí, padre de familia que se manifestaba por primera vez; o donostiarras como Silvia y Manex, que con 29 han tenido que marcharse a vivir a Andoain para encontrar un piso que puedan pagar.. En Santiago de Compostela, Ana Díez contaba que ha vivido en su piel la evolución del problema, primero en pisos de estudiantes para seis o siete personas, luego en un “interior, pero digno” por 530 euros, y que a los cinco años la casera les anunció a ella y su novio que el nuevo precio serían 1.500 euros. Ahora Ana está en proceso de separación y no encuentra forma de independizarse. Tenía pensado traer una pancarta a la manifestación con este lema: “Puedo aprender a vivir sin ti, pero a ver cómo pago el alquiler”.. También transcurrió a mediodía la protesta de Palma, con más de 60 entidades adheridas y personas de todas las edades. Los jóvenes, como Alexandra y sus amigos denunciaban que no se pueden marchar de casa de los padres. También hubo protestas en Ibiza y en Menorca, con las Baleares en máximos históricos de precio tanto de compra como de alquiler. En el otro archipiélago una de las principales protestas se celebró en Las Palmas de Gran Canaria, con cientos de participantes. Arrancó en el barrio de Guanarteme, una zona de la ciudad que ejemplifica como pocas la tensión del mercado de la vivienda en las islas. Su cercanía a la Playa de las Canteras ha ayudado a que se haya producido un bum inmobiliario que ha llenado la zona de promociones y viviendas vacacionales. “Caminar por aquí es transitar entre grúas y franquicias y todo pasa tan rápido que ya no conocemos a nuestras vecinas. No solo es una lucha por el techo, es por la dignidad, la justicia, por vivir en paz”, dijo.. Con información de Luis Paz (Madrid), Alfonso Congostrina (Barcelona), Eva Saiz (Sevilla), Mikel Ormazabal (San Sebastián), Silvia Rodríguez Pontevedra (Santiago de Compostela), Guillermo Vega (Las Palmas de Gran Canaria), Lucía Bohórquez (Palma) y Luis Enrique Velasco (Valencia).
La convocatoria unitaria de los sindicatos de vivienda saca a la calle manifestantes en 40 ciudades