No hay un día en que se produzca una noticia positiva para el sanchismo. Es cierto que el aparato propagandístico del régimen, no hay una definición mejor, está volcado en tres frentes: su defensa, atacar al PP y engordar a Vox. Las tramas corruptas han emergido con una fuerza impresionante a lo que se unen los escándalos de prostitución y acoso sexual. Lo único positivo es que sus socios y aliados hacen oídos sordos. Sumar, ERC, Bildu y PNV son auténticos palmeros que se sienten cómodos chapoteando en este lodazal. Hay que reconocer que tienen las espaldas anchas para asumir el peso de sostener el declive del Gobierno socialista comunista. Por supuesto, no es un gesto de confianza o lealtad, sino de un interés descarnado. Es un escenario que los enemigos de la Constitución y el Estado de Derecho consideran que les resulta beneficioso. En un solo día, la UCO ha detenido a Antxon Alonso, el socio y amigo de Cerdán, a la vez que ha practicado 19 registros en la operación contra Leire Díez, que era la pocera del exsecretario de Organización del PSOE. Uno de ellos ha sido a la empresa Forestalia en Zaragoza. A esto hay que añadir la detención del dueño y el CEO de la aerolínea Plus Ultra por un presunto blanqueo.. En el caso Hidrocarburos, un nuevo informe policial confirma que Ábalos medió para que los jefes de gabinete de Maroto y Ribera beneficiaran a la empresa de Aldama. Finalmente, en el terreno político, el Congreso ha vuelto a tumbar la senda de déficit. Es una dura derrota para Sánchez. Me parece delirante que La Moncloa siga insistiendo en que es posible agotar la legislatura. Todo indica que el PP mantendrá su presión. No hacerlo sería una insensatez. El nuevo fracaso en la senda de gasto confirma que por más que se empecine el Gobierno no tiene forma de aprobarla y la presentación del proyecto de Presupuestos es inviable salvo que busque una derrota que le sirva para justificar una convocatoria electoral. En esta huida desesperada a la búsqueda de la continuidad para mantener los cargos, es absurdo soñar con revertir este proceso de descomposición en el que no es posible aplicar una política de contención de daños.. Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
«Me parece delirante que La Moncloa siga insistiendo en que es posible agotar la legislatura»
No hay un día en que se produzca una noticia positiva para el sanchismo. Es cierto que el aparato propagandístico del régimen, no hay una definición mejor, está volcado en tres frentes: su defensa, atacar al PP y engordar a Vox. Las tramas corruptas han emergido con una fuerza impresionante a lo que se unen los escándalos de prostitución y acoso sexual. Lo único positivo es que sus socios y aliados hacen oídos sordos. Sumar, ERC, Bildu y PNV son auténticos palmeros que se sienten cómodos chapoteando en este lodazal. Hay que reconocer que tienen las espaldas anchas para asumir el peso de sostener el declive del Gobierno socialista comunista. Por supuesto, no es un gesto de confianza o lealtad, sino de un interés descarnado. Es un escenario que los enemigos de la Constitución y el Estado de Derecho consideran que les resulta beneficioso. En un solo día, la UCO ha detenido a Antxon Alonso, el socio y amigo de Cerdán, a la vez que ha practicado 19 registros en la operación contra Leire Díez, que era la pocera del exsecretario de Organización del PSOE. Uno de ellos ha sido a la empresa Forestalia en Zaragoza. A esto hay que añadir la detención del dueño y el CEO de la aerolínea Plus Ultra por un presunto blanqueo.. En el caso Hidrocarburos, un nuevo informe policial confirma que Ábalos medió para que los jefes de gabinete de Maroto y Ribera beneficiaran a la empresa de Aldama. Finalmente, en el terreno político, el Congreso ha vuelto a tumbar la senda de déficit. Es una dura derrota para Sánchez. Me parece delirante que La Moncloa siga insistiendo en que es posible agotar la legislatura. Todo indica que el PP mantendrá su presión. No hacerlo sería una insensatez. El nuevo fracaso en la senda de gasto confirma que por más que se empecine el Gobierno no tiene forma de aprobarla y la presentación del proyecto de Presupuestos es inviable salvo que busque una derrota que le sirva para justificar una convocatoria electoral. En esta huida desesperada a la búsqueda de la continuidad para mantener los cargos, es absurdo soñar con revertir este proceso de descomposición en el que no es posible aplicar una política de contención de daños.. Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
