HBO Max estrena esta comedia, creada y protagonizada por Tim Robinson, que no tiene ni pies ni cabeza, y todo por una silla
La vida de William Ronald Trosper en el Medio Oeste estadounidense era tranquila y casi aburrida. Vamos, normal. Pero el karma tiene que equilibrar el universo y, cuando al bueno de William le nombran encargado de un nuevo proyecto para la construcción de un centro comercial, de repente todo lo que existe se vuelve en su contra. Con una celebración familiar por el nombramiento comienza «The Chair Company», la comedia absurda que hoy estrena HBO Max, y que está creada por Zach Kanin y Tim Robinson, que también la protagoniza. Consta de ocho episodios de unos 30 minutos, dirigidos por Andrew DeYoung y Aaron Schimberg, y narra la vida de William (Ron le llamarán), que camino al éxito tiene un embarazoso accidente delante de sus compañeros, subalternos y hasta el jefe supremo de la compañía, Jeff Levjman (Lou Diamond Phillips. Su situación despierta un instinto de justicia y reparación, y todos los que le rodean acaban metidos de lleno. Completan el reparto Lake Bell como su mujer, Barb Trosper, Sophia Lillis como Natalie Trosper, la hija, y Will Price como Seth Trosper, el hijo.. Que quede claro desde el principio que la serie tiene un tono surrealista muy importante, lo que acompaña genial con el humor físico y gestual de Robinson. A la desesperación personal del protagonista hay que añadirle varios ingredientes que convierten su vida en un día de furia, pero protagonizada por el marido con peligrosos tintes de Simon (Alan Tudyk en «Un funeral de muerte»), pero sin pastillas. Por lo menos en los capítulos que hemos podido ver. También suma la nueva relación que establece con un empleado de seguridad, Mike Santini (Joseph Tudisco), como un conspiranoico peligroso pero inofensivo al mismo tiempo. Juntos correrán algunas de las aventuras más locas de la serie entre muchas palabras malsonantes.. La absurdidad del tema central va profundizando en la desesperación del protagonista, que intenta mantener una relación normal con su familia y triunfar en el trabajo, mientras a su alrededor todo se desmorona. El programa combina humor absurdo, sátira y tramas inesperadas, con el apoyo de un elenco variado y reconocidos productores de comedia. Hay claros guiños hacia «The Office», por su ubicación en una oficina llena de seres extraños, como la anciana que no deja pasar o Douglas (James Downey), el compañero de trabajo muy mayor que es superado por Ron en la promoción, decide hacer el trabajo «más divertido» y hace pompas de jabón en las reuniones. Hay situaciones improbables que arrancarán una carcajada seca al espectador y su estructura se asemeja más a un sketch alargado que a una escena de serie.. Parece que los creadores han querido juntar en un solo individuo todas las patologías obsesivas, conspiranoicas y síndromes de manía persecutoria para crear a Ron. Es increíble lo que puede dar de sí una persona desquiciada por la normalidad, con el toque de personajes y situaciones límite. Parecen hasta justificados sus ataques de locura y repeticiones ininteligibles, sobre todo cuando es acusado de acoso laboral por error, por prácticas de voyeur o por agresión La mezcla de la comedia absurda con una conspiración que obliga a Ron a convertirse en un al margen de la ley es encomiable. Ron toma decisiones que son intrascendentes, pero que acaban en situaciones difíciles de manejar con un ápice de vergüenza. La serie incluye «road trips» y algo de thriller y parece que se deshilacha a cada escena, volviéndose más demencial. Cada personaje que se suma a las sospechas es más icónico que el anterior. Hasta una pelea de bar con una imitación de klingon de barrio y la cabeza abollada tiene la ficción. O un vendedor de camisas que usa pelotas de baloncesto para demostrar cómo las barrigas estiran la tela entre botones de las prendas.. Tim Robinson ya demostró su particular sentido del humor en sus apariciones en «Saturday Night Live» y con las tres temporadas de «I Think You Should Leave» de Netflix. El actor es capaz de reírse de lo absurdo de lo cotidiano. De las manchas en la corbata por el café a las pausas para comer en medio del trabajo. La serie es muy del gusto de su creador y protagonista, y a algunos espectadores puede cansarles verle gritar y correr despavorido en cada capítulo. Pero como obra coral es sin duda una ficción a tener en cuenta y nos da ganas de que Ron se meta en más líos.
La vida de William Ronald Trosper en el Medio Oeste estadounidense era tranquila y casi aburrida. Vamos, normal. Pero el karma tiene que equilibrar el universo y, cuando al bueno de William le nombran encargado de un nuevo proyecto para la construcción de un centro comercial, de repente todo lo que existe se vuelve en su contra. Con una celebración familiar por el nombramiento comienza «The Chair Company», la comedia absurda que hoy estrena HBO Max, y que está creada por Zach Kanin y Tim Robinson, que también la protagoniza. Consta de ocho episodios de unos 30 minutos, dirigidos por Andrew DeYoung y Aaron Schimberg, y narra la vida de William (Ron le llamarán), que camino al éxito tiene un embarazoso accidente delante de sus compañeros, subalternos y hasta el jefe supremo de la compañía, Jeff Levjman (Lou Diamond Phillips. Su situación despierta un instinto de justicia y reparación, y todos los que le rodean acaban metidos de lleno. Completan el reparto Lake Bell como su mujer, Barb Trosper, Sophia Lillis como Natalie Trosper, la hija, y Will Price como Seth Trosper, el hijo.. Que quede claro desde el principio que la serie tiene un tono surrealista muy importante, lo que acompaña genial con el humor físico y gestual de Robinson. A la desesperación personal del protagonista hay que añadirle varios ingredientes que convierten su vida en un día de furia, pero protagonizada por el marido con peligrosos tintes de Simon (Alan Tudyk en «Un funeral de muerte»), pero sin pastillas. Por lo menos en los capítulos que hemos podido ver. También suma la nueva relación que establece con un empleado de seguridad, Mike Santini (Joseph Tudisco), como un conspiranoico peligroso pero inofensivo al mismo tiempo. Juntos correrán algunas de las aventuras más locas de la serie entre muchas palabras malsonantes.. La absurdidad del tema central va profundizando en la desesperación del protagonista, que intenta mantener una relación normal con su familia y triunfar en el trabajo, mientras a su alrededor todo se desmorona. El programa combina humor absurdo, sátira y tramas inesperadas, con el apoyo de un elenco variado y reconocidos productores de comedia. Hay claros guiños hacia «The Office», por su ubicación en una oficina llena de seres extraños, como la anciana que no deja pasar o Douglas (James Downey), el compañero de trabajo muy mayor que es superado por Ron en la promoción, decide hacer el trabajo «más divertido» y hace pompas de jabón en las reuniones. Hay situaciones improbables que arrancarán una carcajada seca al espectador y su estructura se asemeja más a un sketch alargado que a una escena de serie.. Parece que los creadores han querido juntar en un solo individuo todas las patologías obsesivas, conspiranoicas y síndromes de manía persecutoria para crear a Ron. Es increíble lo que puede dar de sí una persona desquiciada por la normalidad, con el toque de personajes y situaciones límite. Parecen hasta justificados sus ataques de locura y repeticiones ininteligibles, sobre todo cuando es acusado de acoso laboral por error, por prácticas de voyeur o por agresión La mezcla de la comedia absurda con una conspiración que obliga a Ron a convertirse en un al margen de la ley es encomiable. Ron toma decisiones que son intrascendentes, pero que acaban en situaciones difíciles de manejar con un ápice de vergüenza. La serie incluye «road trips» y algo de thriller y parece que se deshilacha a cada escena, volviéndose más demencial. Cada personaje que se suma a las sospechas es más icónico que el anterior. Hasta una pelea de bar con una imitación de klingon de barrio y la cabeza abollada tiene la ficción. O un vendedor de camisas que usa pelotas de baloncesto para demostrar cómo las barrigas estiran la tela entre botones de las prendas.. Tim Robinson ya demostró su particular sentido del humor en sus apariciones en «Saturday Night Live» y con las tres temporadas de «I Think You Should Leave» de Netflix. El actor es capaz de reírse de lo absurdo de lo cotidiano. De las manchas en la corbata por el café a las pausas para comer en medio del trabajo. La serie es muy del gusto de su creador y protagonista, y a algunos espectadores puede cansarles verle gritar y correr despavorido en cada capítulo. Pero como obra coral es sin duda una ficción a tener en cuenta y nos da ganas de que Ron se meta en más líos.
